Los empastes de mercurio
Los empastes dentales, técnicamente llamados obturaciones, se utilizan para reemplazar el tejido dañado de un diente. Se elimina el tejido careado y se reemplaza por el material obturador, con el objetivo de mantener el diente sano, respetando sus funciones y su estética. Los empastes de amalgama (los del característico color metálico) se han utilizado mucho a lo largo de la historia de la odontología. Son empastes muy resistentes, que mantienen muy bien las funciones dentales, pero cuya tonalidad metálica no ayuda a conservar la estética dental.
Hoy en día, sin embargo, las amalgamas dentales tienden al desuso y en nuestro país prácticamente han sido sustituidas por los composites o resinas compuestas. La ciencia va avanzando y surgen materiales más estéticos para empastar y reconstruir nuestros dientes.
Lo que debes saber
La ciencia va avanzando y surgen materiales más estéticos para empastar y reconstruir nuestros dientes. – No existe justificación científica para retirar y reemplazar restauraciones de amalgama clínicamente satisfactorias excepto en pacientes alérgicos a alguno de sus componentes. – La colocación y la retirada de la amalgama dental es el momento en que el personal sanitario puede adquirir alguna cantidad de mercurio pero, el paciente no sufre ningún riesgo.
¿Las amalgamas de mercurio pueden perjudicar la salud?
Las amalgamas han levantado desde hace tiempo controversia por llevar en su aleación mercurio, con su consiguiente alarma social. El Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España recuerda que el comité Científico Europeo de Riesgos Sanitarios Emergentes, con el aval del Consejo Europeo de Dentistas y la Federación Dental Internacional, ha reiterado entre otros puntos que la amalgama dental no ha provocado nunca ninguna enfermedad sistémica que se haya podido comprobar a lo largo de toda la historia de las continuas investigaciones científicas llevadas a cabo. Sólo se han observado pequeños efectos adversos en forma de reacciones alérgicas a alguno de los componentes de la amalgama, de fácil resolución. Se considera, por tanto, que no existe justificación científica para retirar y reemplazar restauraciones de amalgama clínicamente satisfactorias excepto en pacientes alérgicos a alguno de sus componentes.
Aclarando conceptos
El hecho de que en algunos países se haya prohibido responde únicamente a motivos medioambientales (como por ejemplo la liberación de vapor de mercurio en la cremación de cadáveres), y no debido a motivos nocivos para la salud de los pacientes. Con determinadas informaciones lo único que se consigue es confundir a la sociedad atribuyendo a un compuesto (amalgama) las propiedades de los elementos que la constituyen (mercurio, plata…), que son distintas. La amalgama es un compuesto con unas propiedades distintas que el elemento mercurio y que no hay que confundir. La amalgama no es volátil sino que es un compuesto estable en relación a todos los compuestos alimentarios bucales, con la ventaja añadida frente a alguno de ellos (como las bebidas ácidas), que ni la atacan ni la descomponen.
Hay que tener en cuenta, que en la colocación y la retirada de la amalgama dental es cuando puede resultar más “peligroso” adquirir alguna cantidad de mercurio, puesto que es cuando más vapores de mercurio se desprenden. Pero el personal más expuesto es el sanitario. Para el paciente, en cambio, el efecto nocivo es insignificante gracias a la utilización de las técnicas clínicas apropiadas. La persona que deba reemplazar una amalgama por el motivo que sea (deteriorada, filtrada…) debe solicitar a su odontólogo que utilice la técnica de aislamiento absoluto, consistente en aislar ese diente en concreto del resto de la boca con un plástico-goma, con el fin de evitar que todo el material removido penetre en el organismo y que haga uso de un buen sistema de aspiración.
La tendencia actual es utilizar composites como material obturador. Se trata de materiales resínicos, que se presentan en diferentes tipologías, durezas y resistencias, lo que permite su utilización más personalizada según la indicación en cada caso. Además, ofrecen una gran diversidad de gamas de colores blancos que se acercan al color natural de cada paciente, pudiendo llegar a pasar desapercibidos, con lo que el resultado estético final está asegurado.
Otra de las ventajas de los composites es el tipo de adhesión que tienen al diente. Se trata de adhesión química, con un tratamiento químico de la superficie del diente y la utilización de un agente adhesivo. En cambio, con las amalgamas hay que conformar una cavidad de unas características determinadas porque se trata de adhesión mecánica. Por tanto, se considera más conservador el uso de composites.