La presencia de especies bacterianas ligadas al desarrollo de la periodontitis aumenta, y mucho, el riesgo de adenocarcinoma de esófago y de carcinoma epidermoide esofágico
De acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se diagnosticaron en nuestro país más de 2000 nuevos casos de cáncer de esófago, en su gran mayoría en varones –hasta un 83,9% de los casos–. Un tipo de cáncer que responsable del deceso de casi un 80% de los españoles que lo padecen. La razón para esta elevada mortalidad se explica por la ausencia de síntomas específicos durante las primeras fases de la enfermedad, lo que hace que el tumor se detecte, por lo general, cuando ya ha progresado y resulta mucho más difícil de curar. Tal es así que el porcentaje de pacientes que sobreviven a los cinco años de su diagnóstico es de tan solo un 15-25%. De ahí la importancia de adoptar hábitos de vida saludables, muy especialmente no abusar del alcohol y, sobre todo, no fumar, para prevenir su aparición. Y asimismo, de cuidar nuestra higiene bucodental. Y es que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (EE.UU.), la presencia en la cavidad oral de bacterias asociadas a la periodontitis aumenta, y mucho, el riesgo de desarrollo de cáncer de esófago.
El cáncer esofágico es el octavo tipo de tumor más común y la sexta causa de muerte global por cualquier enfermedad oncológica. Un tipo de cáncer que se asocia a una elevada mortalidad, por lo que se requiere el establecimiento con urgencia de nuevas vías para su prevención, estratificación del riesgo y detección precoz.
Bacterias ‘buenas’ y ‘malas’
Numerosos estudios han confirmado la existencia de una relación entre la periodontitis –la consabida ‘enfermedad de las encías’, comúnmente conocida como ‘piorrea’– y el desarrollo de distintos tipos de cáncer, caso de los tumores de cabeza y cuello. Así, el objetivo de la nueva investigación fue evaluar si las bacterias causantes de esta periodontitis también aumentan el riesgo de aparición de los dos tipos principales de cáncer esofágico: el adenocarcinoma de esófago y el carcinoma escamoso –o epidermoide’– esofágico.
Para llevar a cabo el estudio, los autores siguieron durante una década la evolución de más de 122.000 adultos a los que se habían tomado muestras de la cavidad oral con motivo de su participación en dos grandes ensayos clínicos sobre cáncer –el Estudio de Cribado del Cáncer de Próstata, Pulmón, Colorrectal y Ovario del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI), y la Cohorte de Nutrición del Estudio de Prevención del Cáncer II de la Sociedad Americana del Cáncer (ACS).
El conocimiento del papel del microbioma oral podría conllevar al desarrollo de estrategias para la prevención y la detección precoz del cáncer de esófago.
Concluidos los 10 años de seguimiento, 106 participantes desarrollaron cáncer de esófago. Así, lo que hicieron los autores fue utilizar técnicas de secuenciación del ADN para determinar la composición de la flora bacteriana de la cavidad oral de los pacientes con el tumor y compararla con la de individuos sanos que no habían desarrollado la enfermedad –el consabido ‘grupo control’.
Los resultados mostraron un mayor riesgo de cáncer esofágico asociado a la presencia de ciertas especies bacterianas responsables de la aparición de la periodontitis. Por ejemplo, y mientras que la bacteria ‘Porphyromonas gingivalis’ se asoció a una mayor probabilidad de aparición de carcinoma escamoso esofágico, tener unos niveles elevados de la bacteria ‘Tannerella forsythia’ conllevó un incremento de hasta un 21% en el riesgo de desarrollo de adenocarcinoma de esófago.
Pero, y por lo menos en lo que se refiere a este tipo de tumor, ¿no hay ninguna bacteria ‘buena’? Pues sí. Los resultados también mostraron que la presencia de algunas pocas bacterias en el microbioma oral se asoció a un menor riesgo de cáncer de esófago. Es el caso, muy especialmente, de ciertas especies del género ‘Neisseria’, que parecen reducir la probabilidad de padecer adenocarcinoma de esófago.
El trabajo muestra que un mayor conocimiento del papel del microbioma oral podría conllevar al desarrollo de estrategias para prevenir el cáncer de esófago o, cuando menos, detectarlo de forma más temprana. Así, el próximo paso será verificar si estas bacterias pueden ser empleadas como biomarcadores para predecir el riesgo de esta enfermedad.
Hay que cepillarse los dientes
En definitiva, y con objeto de prevenir no ya la aparición de periodontitis, sino de enfermedades mucho ‘más graves’ como el cáncer de esófago, debe prestarse una especial atención al cuidado de nuestra salud bucodental.
El estudio confirma que una buena salud oral, incluido el cepillado regular de los dientes y las visitas al dentista, es importante para protegernos frente a la periodontitis y a la creciente lista de enfermedades asociadas a la misma.
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Una pobre salud bucodental afecta directamente a la salud general, así como al manejo de distintas patologías. De hecho, muchas de las enfermedades orales comparten factores de riesgo con problemas cardiovasculares, cáncer, diabetes o enfermedades respiratorias, entre otras. Por este motivo y, aprovechando la llegada del nuevo año, te proponemos incluir en la lista de buenos propósitos algunos hábitos para mantener una buena salud bucodental:
-Revisiones periódicas:
Es imprescindible acudir al dentista una o dos veces al año, según la indicación para cada paciente. De esta forma, se puede diagnosticar a tiempo cualquier problema y abordarlo de una más sencilla. De lo contrario, la patología puede agravarse y requerir un tratamiento más costoso. En este sentido, el dentista es el único profesional que puede diagnosticar enfermedades bucodentales e indicar el tratamiento correspondiente. Para evitar engaños, se debe comprobar que el dentista esté colegiado y no dejarse influir por mensajes publicitarios ni ofertas, puesto que pueden conllevar “nefastas consecuencias” para la salud.
-Higiene bucodental adecuada:
Es fundamental para evitar la aparición de caries y enfermedades periodontales. Se aconseja cepillar los dientes con pasta fluorada después de cada comida, como mínimo, dos veces al día, así como el uso del cepillo interdental o hilo dental. Los colutorios no sustituyen el cepillado.
-Renovar el cepillo de dientes:
Es recomendable sustituirlo cada 3 meses, puesto que va deteriorándose y desaparece su eficacia. Con el uso se va deformando y perdiendo su capacidad de limpieza, aunque no sea perceptible a simple vista.
-Llevar una dieta sana y equilibrada, reduciendo la ingesta de azúcar:
Su consumo altera los niveles de bacterias presentes en la boca, lo que convierte el azúcar en ácido que desmineraliza el esmalte de los dientes. Los episodios repetidos de ingesta de azúcar durante todo el día aumentan la frecuencia de los ataques ácidos y el riesgo de desarrollar caries dental.
-Evitar el tabaco y el alcohol:
Ambos son factores de riesgo que pueden propiciar la aparición de cáncer oral.
-Uso de protectores:
Están aconsejados para evitar fracturas dentales en aquellas personas que practican deportes de contacto.
-Autoexploración cada seis meses:
El cáncer oral puede presentarse como una pequeña herida, úlcera, un bulto o una placa roja y/o blanca que no mejora notablemente dos semanas después de su aparición. A partir de los 40 años, es recomendable examinar los labios, el paladar, el interior de las mejillas, la lengua y las encías. En cualquier caso, esta autoexploración nunca puede sustituir las visitas al dentista.
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La primera visita al ortondoncista debe hacerse alrededor de los 6 años, y aconsejan un período vacacional como el momento propicio para realizarla, este dato viene avalado por expertos de la Sociedad Española de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial (SEDO).
Preferiblemente, la primera visita no debe retrasarse más allá de los 7 años, ya que esa es la edad en la que salen los primeros molares definitivos, por lo que es el momento ideal para una detección temprana de posibles problemas. Es importante tener en cuenta que la ortodoncia no sólo alinea dientes, sino que también trata aquellas irregularidades en el crecimiento de los huesos del maxilar y la mandíbula, favoreciendo que los dientes encajen bien entre ellos.
Cuando la malformación es muy evidente ya suelen ser los propios padres los que consultan, pero hay otros casos en los que se producen irregularidades en el crecimiento del maxilar o de la mandíbula que un ortodoncista puede diagnosticar a tiempo, evitando que en el futuro los pequeños tengan que someterse a ortodoncia y, en muchos casos, a una operación de cirugía ortognática.
Si los dientes encajan mal, pueden generar problemas de mordida, que, a su vez, pueden originar problemas de equilibrio, dolores de cabeza, espalda, cuello u oídos. A su vez, si la mandíbula y el maxilar no están en armonía pueden causar afecciones funcionales relacionadas con la respiración, la masticación o las articulaciones.
Cuando las maloclusiones son dentarias se pueden solucionar en cualquier momento con brackets o alineadores transparentes, pero cuando son esqueléticas es cuando es importante diagnosticarlas de manera temprana para que el ortodoncista determine el momento más adecuado para intervenir de un modo más rápido y sencillo.
Cuando se produce el síndrome del ATM, que aparece cuando la articulación temporomandibular se carga, debido a que los dientes superiores e inferiores no encajan bien, se pueden producir cefaleas, dolores en diversas zonas de la cara, del cuello u oído, que muchos pacientes padecen y que no relacionan con morder mal.
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Es posible que en multitud de ocasiones hayáis oído hablar de las carillas dentales, pero ¿sabéis realmente qué son y cuál es su función? Pues bien, la colocación de carillas dentales en los pacientes está incluida en la rama odontológica de la estética dental.
Las carillas, también conocidas cómo fundas dentales, son unas láminas que se colocan en la parte externa de los dientes y que tienen como finalidad corregir problemas estéticos como fracturas, caries o bien decoloraciones, dotando al diente de un aspecto natural. Es por ese motivo que es uno de los tratamientos estéticos más demandados.
Debemos tener en cuenta, en todo caso, que al tratarse de un tratamiento estético no sirve para solucionar ningún problema bucodental y antes de iniciar un tratamiento se deben solucionar los posibles problemas que pueda tener el paciente.
¿Qué tipos de carillas dentales existen?
Existen dos tipos de carillas: las de cerámica o porcelana y las de composite.
- Las carillas de cerámica son unas láminas de porcelana que se colocan en la parte exterior del diente y se caracterizan por ser de mayor calidad, más duraderas y más resistentes. Tienen un precio más elevado que las de composite ya que son las que tienen un aspecto más natural, además de preservar el color y el brillo durante un período de tiempo superior. Este tipo de carillas se fabrican en el laboratorio y se requieren varias sesiones para su colocación.
- Las carillas de composite están formadas por un tipo de resina estética, un producto muy parecido al que se utiliza para realizar empastes dentales, es por ese motivo que tienen un precio más asequible. Se suelen utilizar cuando se tratan modificaciones leves ya sea para corregir posibles alteraciones de la forma, color o tamaño de los dientes. Por el contrario, tienen una calidad menor que las de cerámica y pueden pigmentarse o perder el color con mayor facilidad. Este tipo de carillas, al realizarse directamente sobre el diente, se pueden colocar en una sola sesión en la que no es necesario tallar el diente para su colocación.
Ventajas e inconvenientes de las carillas dentales
Ventajas
La principal ventaja que presentan es su gran potencial estético en cuanto a la corrección de la forma de los dientes y en la coloración de los mismos. Permiten disimular cualquier irregularidad, manchas o pigmentación. También se caracterizan por ofrecer una gran resistencia comparable a la del propio esmalte dental. La longevidad del tratamiento puede llegar a los 15 años si se cuidan adecuadamente.
Inconvenientes
En un principio las carillas dentales son aptas para cualquier tipo de paciente. Aún y así hay ciertos casos en los que no es muy recomendable:
- Cuando existen apiñamientos severos la colocación de las carillas puede ser contraproducente ya que es probable que la carilla no quede bien o que haya dificultades para implantarla.
- Otro caso similar sería el de los pacientes bruxistas, ya que podrían estropearlas en poco tiempo.
¿Cómo se colocan las carillas dentales?
Las carillas dentales de porcelana, tal y como hemos comentado con anterioridad, requieren más de una sesión para su colocación, habitualmente tres.
- Durante la primera sesión el paciente explica qué busca mejorar con el tratamiento y de manera conjunta con el odontólogo concretan el mejor procedimiento a seguir. Es en esta visita en la que se concretan detalles como el color y forma del diente.
- En la segunda sesión se procede a preparar los dientes sobre los cuales se va a aplicar el tratamiento. En el caso de las carillas de porcelana, es la visita en la que se hace el tallado dental. El tallado dental es una técnica que consiste en ir reduciendo paulatinamente la superficie de los dientes con herramientas específicas de limado. Es un procedimiento obligatorio para la colocación de las carillas de porcelana. Durante este proceso los dientes reducen entre 0,5 y 0,7 mm su grosor y se hace de este modo para compensar el grosor de las propias carillas.
Es en este momento, en el que el odontólogo toma medidas de la boca del paciente mediante moldes y algunas fotografías que posteriormente mandará al laboratorio para que puedan construir cada carilla de forma que encaje perfectamente con la boca del paciente.
Una vez finalizado el tallado es normal que el paciente note una reducción del tamaño de los dientes y espacios entre los mismos, pero no hay motivo para alarmarse, es totalmente normal.
Habitualmente se colocan unas carillas de composite provisionales, que sirven para mantener la estética de la boca hasta la colocación de las carillas de porcelana definitivas.
- En la tercera sesión es cuando finalmente se colocan las carillas definitivas al paciente. Éstas se fijan de forma permanente gracias a una resina especial por lo que una vez colocadas el paciente puede hacer vida normal y ¡disfrutar de sonrisa nueva!
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1. ¿SE DEBEN EXTRAER LAS MUELAS DEL JUICIO O CONVIENE CONSERVARLAS?
La extracción de las muelas del juicio está indicada cuando hay que solucionar un problema actual o para prevenir futuros problemas que podamos intuir que van a suceder. Existen diferentes complicaciones que pueden dar las muelas del juicio.
En los casos en los que el hueso de la mandíbula no es suficientemente grande como para que quepan los terceros molares, estos dientes no son capaces de erupcionar por falta de espacio y quedan impactados en el hueso siendo incapaces de romper la encía.
La falta de espacio en el hueso también puede provocar que la erupción del molar no sea en la dirección correcta pudiendo ir hacia delante afectando los dientes adyacentes, hacia atrás o hacia cualquiera de los dos lados.
En otros casos, el molar consigue erupcionar parcialmente a través de la encía y provoca el crecimiento de la encía por encima del diente. Este espacio que se crea entre el colgajo de tejido blando y el diente es muy propenso a albergar comida y bacterias provocando una inflamación de la encía que puede ser muy dolorosa. Llamamos a esta infección pericoronaritis.
Las muelas del juicio pueden provocar otros problemas más serios cuando quedan impactadas como pueden ser infecciones, daño a otros dientes o la formación de quistes.
Si el odontólogo reconoce cualquiera de estos problemas o cree que pueden ocurrir en un futuro por la condición actual de la muela del juicio, entonces estará indicada su extracción. Las muelas del juicio que no son extraídas porque el odontólogo no lo ve indicado, deben ser monitorizadas porque el potencial para desarrollar problemas futuros aun existe así que la visita regular al dentista permite al profesional evaluar el estado de las muelas y de la salud general del paciente. Si durante alguna de estas sesiones se detecta que la muela se ha movido hacia alguna dirección que puede perjudicar al paciente y a su salud bucal, entonces se tomará la decisión indicada de extraer esta muela a posteriori. Se trata de un proceso de control para asegurar la comodidad y la salud del paciente.
2. ¿A QUÉ EDAD DEBEMOS EXTRAER LAS MUELAS DEL JUICIO?
No existe una norma que indique la edad exacta en la que deben extraerse las muelas del juicio ya que su extracción puede realizarse satisfactoriamente en pacientes de cualquier edad. Como hemos mencionado anteriormente, la extracción de la o las muelas tiene relación con su crecimiento correcto o incorrecto y la comodidad y salud del paciente. Pero existen una serie de factores relacionados con la edad que tienden a relacionar los pacientes de más edad con mayor riesgo de complicaciones en la intervención. Los odontólogos normalmente recomiendan su extracción entre los 18 y 24 años. Entre estas edades ocurren unos procesos que son favorables para la extracción de los cordales. El dentista normalmente esperará a que dos tercios de las raíces estén formados para su extracción. Si el diente está menos desarrollado, puede ser más complicada su manipulación durante el procedimiento quirúrgico. Normalmente, cuando los dos tercios de las raíces ya están formados, el paciente ya tiene 18 años. Cuando el paciente ya es más mayor, las raíces están más formadas y se suman complicaciones que dificultan la cirugía y afectan la facilidad con la que el paciente se recuperará durante el postoperatorio.
En cualquier caso, antes de decidir cuando es el momento de extraer las muelas del juicio, debe determinarse si es necesaria su extracción. Aun así, a veces, es necesario tiempo adicional para valorar en algún diente en particular si es necesaria su extracción o no. Algunos dientes impactados acaban deslizándose por la superficie del diente adyacente y erupcionan normalmente si se les deja el tiempo necesario.
3. ¿QUÉ DEBO HACER CUANDO ME HAN EXTRAÍDO LOS CORDALES?
La extracción de las muelas del juicio impactadas es un procedimiento quirúrgico serio. El cuidado postoperatorio ayudará a evitar dolor innecesario y las complicaciones de infección e inflamación podrán ser disminuidas si se siguen las instrucciones cuidadosamente. Justo después de la intervención quirúrgica será necesario aplicar una gasa durante media hora encima del alveolo donde se encontraba el diente. Pasado este tiempo se retira la gasa. Deben de evitarse los enjuagues bucales y el contacto continuado con la herida. Esto podría provocar que el coágulo de sangre que se ha formado en la herida se desaloje y empiece a sangrar de nuevo. Para controlar el dolor, se prescriben una serie de medicamentos que se tomarán cuando se empiece a notar alguna molestia que suele coincidir cuando el efecto de la anestesia empieza a desaparecer. También evitaremos realizar grandes esfuerzos y disminuiremos las actividades del día de la intervención quirúrgica. Cuando volvamos a sentirnos cómodos podremos retomar nuestra actividad normal. Aplicaremos frío localizado en la zona de la intervención.
4. ¿SE HINCHA LA CARA CUANDO EXTRAEMOS LAS MUELAS DEL JUICIO?
Cuando se extraen las muelas del juicio esperamos normalmente una inflamación proporcional a la cirugía que se ha llevado a cabo. La inflamación alrededor de la boca, mejillas, ojos y los lados de la cara no es algo poco frecuente. Se debe a la reacción normal del cuerpo frente a la cirugía y la reparación que se lleva a cabo en los tejidos dañados. La inflamación no será evidente hasta que haya pasado el primer día y llegará a su máxima forma en el segundo o tercer día postquirúrgicos. Aun así puede controlarse y disminuir el hinchazón con el uso inmediato de frío local en la zona donde ha tenido lugar la operación. Mientras estemos despiertos debe aplicarse frío local intermitentemente para evitar quemaduras. Pasadas 36 horas el hielo no tendrá ningún efecto beneficioso. No debemos alarmarnos si la inflamación dura unos días ya que es una reacción normal frente a la cirugía. Pasadas las 36 horas después de la operación podemos aplicar calor húmedo que ayudará a disminuir la inflamación.
5. ¿PODRÉ COMER Y BEBER DESPUÉS DE LA OPERACIÓN?
Después de la operación, si se ha usado anestesia general o sedación intravenosa, deben de tomarse líquidos evitando tomarlos con una pajita ya que el movimiento de succión podría causar el desalojamiento del coágulo de sangre y provocar más sangrado. Se puede comer cualquier alimento blando masticando por el lado contrario al que se ha realizado la intervención quirúrgica. Es importante la ingesta de alimentos con muchas calorías y proteínas. Es importante nutrirse regularmente y evitar la deshidratación así que es recomendable beber líquidos regularmente. Aun así, durante los primeros días, la alimentación se verá limitada y podemos compensarlo aumentando la cantidad de líquido que tomemos. Como mínimo deberían de tomarse unos 5 o 6 vasos de líquido diariamente. Para sentirse mejor, es recomendable no saltarse ninguna comida.
Si nos levantamos directamente estando estirados podemos marearnos así que antes, nos sentaremos durante un minuto para evitar marearnos y caernos cuando estemos de pie.
Actualmente las muelas del juicio solo se extraen si ocasionan dolor o complicaciones como caries, periodontitis, accesos o infecciones y quistes. No se ha podido demostrar que ocasionen apiñamiento en los dientes anteriores; a veces por cuestiones de espacio en el tratamiento de ortodoncia si es necesario extraerlas.
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Por muy precavido que se quiera ser, enfrentarse a una emergencia dental, sea del tipo que sea, suele ser complicado. Aunque alguna de ellas se pueden solventar por uno mismo porque, a simple vista, parece que no revisten gravedad, hay ocasiones que pueden resultar algo más escandalosas —aquellas en las que hay sangre, por ejemplo— y paralizar o hacer perder los nervios.
En estos casos es cuando se hace más necesario saber cómo actuar adecuadamente. Esto implica reaccionar con tranquilidad y, a la vez, rapidez. Es importante conocer cuáles son las urgencias dentales más comunes y, sobre todo, cómo actuar correctamente cuando no es posible acudir de forma inmediata a la consulta de un dentista. Estas son sus recomendaciones:
Dolor de muelas
—Situación
Ésta es una de las urgencias dentales por excelencia. De manera repentina, empiezas a sentir un dolor de muelas especialmente intenso y constante que, además, se acompaña de episodios en los que la intensidad del dolor aumenta. Lo más común es que este dolor se deba a una caries.
—Solución
Pide cita con tu dentista cuanto antes. Éste debe examinar la pieza dental, determinar la causa del dolor y pautar un tratamiento.
—Mientras acudes al dentista
Consulta con tu médico la posibilidad de tomar analgésicos o antiinflamatorios. Eso sí, nunca tomes ninguna medicación sin la prescripción del médico o del odontólogo.
Además, evita los alimentos muy fríos, calientes, duros o dulces y aplica frío en la zona de la mejilla donde está la muela que te duele. Por último, no presiones la zona. Es decir, no te tumbes sobre ese lado de la cara, por ejemplo.
Pérdida de un diente tras un golpe
—Situación
La pérdida de un diente se puede producir haciendo deporte, en una caída accidental, una pelea, un accidente de coche o moto… Si la pérdida del diente ha sido total, es posible que sangres mucho, así que mantén la calma.
—Solución
Acude al dentista cuanto antes: este caso no puede esperar. Cuanto más rápido acudas, más posibilidades habrá de reimplantar el diente perdido.
—Mientras acudes al dentista
Para que el implantólogo pueda volver a colocar la pieza dental perdida es necesario que busques el diente. Cuando la hayas encontrado, llévala a la consulta, pero no la limpies ni manipules su raíz. Hay tres formas diferentes de actuar con la pieza dental antes de llegar a consulta:
1. Coloca el diente en el alveolo (orificio en el que estaba) y pon una gasa entre los dientes para que puedas morderla y que la pieza se mantenga en su sitio. Eso sí, ten cuidado de no tragártela
2. Introduce el diente dentro de la boca, es decir, debajo de la lengua o a un lado. En este caso, también tienes que tener cuidado de no tragártelo
3. Sumerge el diente en un vaso de leche fría (de la nevera).
Fractura parcial de un diente
—Situación
Al igual que en el caso anterior, la fractura se ha podido producir haciendo deporte, en una caída accidental, una pelea, un accidente de coche o moto o masticando un alimento muy duro.
—Solución
Acude al dentista lo antes posible, este caso tampoco puede esperar. Cuanto antes acudas, más preobabilidad habrá de reconstruir la pieza dental original.
—Mientras acudes al dentista
Para reconstruir la pieza dental, también hay que intentar localizar y recoger el trozo de diente que se haya desprendido. Una vez encontrado se debe introducir en un recipiente con leche fría de la nevera. Y, además, aplicar frío en la zona de la cara donde está el diente para contener la inflamación.
Aflojamiento de un diente después de un golpe
—Situación
Los motivos por los que se produce el aflojamiento son similares a los mencionados en la pérdida total y la fractura parcial del diente.
—Solución
Acude al dentista cuanto antes: este caso tampoco puede esperar. Si la movilidad de la pieza dental aumenta, ésta puede llegar a caerse.
—Mientras acudes al dentista
No toques el diente ni con los dedos ni con la lengua para evitar que se afloje aún más. Tampoco aprietes los dientes.
Fractura de mandíbula
—Situación
Esta emergencia siempre es consecuencia de un fuerte traumatismo, sea del tipo que sea.
—Solución
Este caso tampoco puede esperar. Acude de inmediato al hospital.
—Mientras acudes al hospital
Inmoviliza la mandíbula con un pañuelo o una toalla. Coloca, además, una compresa fría si tienes inflamación en la zona.
Absceso
—Situación
El absceso tiene un origen infeccioso, ya que se produce cuando las bacterias penetran en el diente debido a una abertura provocada por una caries o una pieza dental rota o astillada. Esto da lugar a una fístula en la encía, que es un bulto por el que supura el pus provocado por la infección.
—Solución
Acude a tu dentista para que te recete antibiótico. Además de curar la infección se debe solucionar la causa que la originó.
—Mientras acudes al dentista
Puedes visitar la consulta del médico para que te recete antibiótico.
Mordedura en la lengua o el labio
—Situación
Una mordedura accidental puede producirse de diferentes maneras, ya sea comiendo, haciendo deporte o en cualquier otra situación. Lo habitual es sangrar, en mayor o menor medida, dependiendo de cómo sea la herida.
—Solución
Primero, prueba a lavarte la lengua o el labio con agua y, después, presiona la herida con una gasa.
Lo normal es que el sangrado se detenga unos minutos después de haberte lavado y presionado la herida. Pero si la hemorragia no se detiene o la herida es muy grande, acude de inmediato al hospital. Puede que necesites puntos de sutura.
—Mientras acudes al hospital
Además de seguir presionando la herida con una gasa, coloca una compresa fría para controlar la inflamación.
Cuerpo extraño atrapado en un diente
—Situación
Esto puede haberte pasado comiendo o después de haber manipulado un objeto con los dientes —algo que nunca se debe hacer—. De repente, sientes que tienes un cuerpo extraño entre ellos.
—Solución
Este caso puede que no requiera la ayuda de un profesional. Pasa la seda dental cuidadosamente, para no causar daños en la encía, e intenta sacarlo. No utilices bajo ningún concepto un objeto punzante o cortante para intentar extraerlo. Si con esto no puedes, acude al dentista.
—Mientras acudes al dentista
No hace falta que sigas unas indicaciones específicas además de lo que te hemos contado. Este caso no reviste gravedad.
Heridas debidas a la ortodoncia
—Situación
Este tipo de urgencias son muy frecuentes cuando se llevan brackets y alambres. Lo más habitual es que parte del aparato se caiga o se rompa y haya un alambre desprendido que se clava en encía, lengua o mejilla.
—Solución
Tanto si el aparato te causa molestias como si no, llama a tu ortodoncista para concertar una cita. Aunque no te duela, debes tener en cuenta que con un bracket o alambre despegado la ortodoncia no ejerce la eficacia adecuada.
—Mientras acudes al dentista
Si tienes dolor o molestias, cubre la punta del alambre con un pequeño trozo de algodón o gasa.
Cualquiera que sea la situación, ésta va a requerir que seas tú siempre el primero en actuar. Puede que soluciones el problema por ti mismo o que, en caso contrario, necesites ayuda profesional. En cualquier caso, tu reacción durante los primeros minutos es, en muchos casos, determinante.
Por este motivo, es recomendable estar siempre preparado para afrontar este tipo de incidentes e intentar prevenirlos, en la medida de lo posible.
Para ello, lleva a cabo una buena higiene bucal, sigue una dieta sana y equilibrada, utiliza protectores bucales cuando hagas deporte e intenta ser precavido. Es decir, evita las riñas o peleas y utiliza el cinturón de seguridad en todos tus desplazamientos.
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La caries son una enfermedad de los dientes que en frecuencia está sólo por detrás del resfriado común. Se cree que es una enfermedad infectocontagiosa, aunque con matices, ya que se conoce que otros muchos factores intervienen en la producción de las mismas y en el comportamiento evolutivo de la enfermedad en sí.
Las caries son la enfermedad «más frecuente del mundo», una patología infecciosa que es provocada por la desmineralización de las piezas dentales, y en la que se produce una desestructuración de los dientes, la formación de un hueco que se conoce como ‘caries’.
Una mala higiene o condicionantes genéticos hacen que se tenga más o menos predisposición a ellas. Lo que hay que tener en cuenta es que se provocan por la acumulación de bacterias o de placa bacteriana, y las personas con higiene dental defectuosa siempre tendrán una tendencia a padecer caries.
La placa bacteriana provoca sustancias ácidas, «el mayor enemigo del esmalte de los dientes», y es donde aparecen las caries, que avanzan progresivamente, primero destruyen el esmalte, después la dentina, hasta que aparece un proceso doloroso o inflamatorio cuando hay afectación a la pulpa del diente. Entonces hay que llegar a tratamientos más radicales como la endodoncia o el tratamiento de matar el nervio, incluso la extracción o pérdida dental.
El principal microbio que causa la caries es el ‘streptococcus mutans’. Cada persona tiene su propia flora bacteriana tanto en boca como en otras partes del organismo, y al mismo tiempo cada persona tiene sus propios mecanismos de defensa e inmunidad, por lo que habrá personas más sensibles a esta bacteria. Por tanto, hay personas más susceptibles que otras, y las personas con la boca infectada, a través de los besos, de compartir el cepillo de dientes, se transmite flora bacteriana de la boca y puede hacer que aparezcan nuevas caries. También estarían el compartir servilletas, cepillos de dientes, todas estas acciones son contraproducentes al transmitir las caries.
El papel de los azúcares y almidones
Un niño con hábitos de higiene y dietéticos puede evitar la aparición y progresión de caries, a pesar de que su madre tenga muchas caries.
El azúcar y los almidones son muy importantes en la producción de caries. Y el único método o el más importante dentro de la prevención es la aplicación de flúor. En concreto, la cantidad de flúor que ingiera un menor de seis años siempre debe ser inferior a la de las personas mayores, que ya tienen formada su dentadura.
Pero, ¿cómo se forman las caries? Por la interacción entre los almidones y los azúcares presentes en la dieta y en la flora bacteriana de la boca del paciente. Junto con los restos de comida producen una especie de pasta o placa bacteriana y esa placa, si no se elimina después de cada comida, conlleva el inicio del proceso de destrucción del diente a través de un proceso cariogénico, que tiene una parte producida por ácido y otra por bacterias.
En este contexto, señala que hay personas que tienen mayor predisposición que otras a padecer caries por la herencia genética, aunque sobre todo pueden tener lugar en aquella población menos familiarizada con los hábitos de higiene. La formación de la placa dental empieza a los 20 minutos de haber comido e interacciona con el cambio del PH o con la acidez de la saliva de ese momento. Por eso dependiendo de flora de los pacientes podemos tener más o menos prevalencia de caries.
Para evitarlas, hay que seguir con una buena higiene dental, cepillándose los dientes al menos tres veces al día o después de cada comida, empleando, siempre que sea necesario un hilo dental o colutorios.
A su vez, hay que destacar que la pasta de dientes cuente con flúor, ya que ayuda a mineralizar el diente, frente a la desmineralización que sufre por las caries, y aconseja evitar los ácidos y los azúcares, las chuces, los postres, las bebidas carbonatadas, y asistir al dentista una vez al año.
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La agencia Associated Press (AP) examinó los estudios que encumbraban al hilo dental, entre ellos uno que The Cochrane Collaboration realizó en 2011. Las conclusiones determinaron que las pruebas eran débiles y poco fiables y que los estudios no se habían realizado durante el tiempo suficiente, por lo que hasta la fecha no podían demostrar que el uso del hilo dental fuera beneficioso.
Con el objetivo de demostrar su efectividad, tanto la Asociación Dental Estadounidense como la Academia Estadounidense de Periodontología, ambas entidades especialistas en encías e implantes dentales, citaron varios estudios como prueba de que el hilo dental evita la acumulación de sarro, la gingivitis o la inflamación de las encías, además de las caries. Sin embargo, la mayoría de esos estudios utilizaron métodos no continuos en el tiempo o realizaron pruebas a pocas personas.
Y así hasta la actualidad. Por eso, es normal preguntarse si realmente el hilo dental es bueno, malo o, directamente, inservible. Pues podemos concluir que es un paso clave en su rutina de salud oral. No solo mantiene tu sonrisa con el mejor aspecto, sino que es fundamental para mantener tu salud oral general y prevenir la caries. El uso del hilo dental a diario es muy eficaz para eliminar la acumulación de placa en áreas difíciles de alcanzar que pueden causar caries. También elimina el exceso de partículas de alimentos que pueden quedar atrapadas en tu cepillo de dientes.
Bueno para las encías
El hilo dental también es una buena manera de disminuir el riesgo de padecer gingivitis, una enfermedad de las encías que suele causar mal aliento. Es una de las enfermedades de encías más comunes (en España la sufren alrededor del 60% de los adultos, según la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración) que se traduce en irritación e hinchazón y posible sangrado de las zona afectada.
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Una de las cosas más importantes al sentarnos a la mesa, y, sobre todo, a la hora del postre, es pensar en nuestra dentadura. Si no mantenemos unos buenos hábitos de limpieza, los dientes sufren durante el periodo navideño.
Ser previsores
Los dentistas también se van de vacaciones en Navidad, así que una de las recomendaciones que nos dan los propios expertos es ser previsores y hacerles una visita antes de estas fechas. De hecho, cuando más urgencias aparecen es en Nochebuena y en el día de Reyes.
Liberar tensiones
Los pacientes que producen un mayor desgaste de sus dientes a consecuencia de la liberación de tensiones, deben recurrir al uso de las famosas férulas de descarga, especialmente durante estos días de mayor nivel de estrés para la mayoría de nosotros.
Tratamientos de ortodoncia
Asimismo, las personas con tratamientos de ortodoncia deben tener especial cuidado con aquellos alimentos más duros, con el fin de evitar posibles deterioros. Se recomienda utilizar adecuadamente la dentadura, evitando su uso inapropiado para fines que puedan deteriorarla
Más azúcar
El turrón y el marisco son dos de los productos que más se consumen en estas fechas y pueden resultar nocivos para nuestros dientes. La ingesta de alimentos azucarados obviamente crece en Navidad, así que, al ser estos los mayores responsables de la aparición de caries, debemos tener especial cuidado y cepillarnos los dientes con mayor frecuencia.
Nuestra higiene bucal también se puede adaptar a los horarios de estas fiestas y así evitar cualquier contratiempo. Llevar una manzana a mano puede ser una buena solución si nos hemos olvidado el cepillo en casa.
Revisiones frecuentes
No solo deberíamos acudir al dentista en enero, sino que resulta una buena idea plantearnos como propósito para el 2018 un plan de tratamiento anual. Tras las fechas navideñas, se registra un repunte en las visitas a los odontólogos. Las razones por las que las clínicas dentales se llenan cuando pasan las fiestas suelen ser la necesidad de reparar pequeños accidentes en prótesis, dientes o aparatos ortodóncicos, o por la necesidad de hacer una limpieza después de los excesos.
Es cierto que a muchos nos gusta dejarlo todo para el final, pero acudir al dentista una vez al mes nos resolverá problemas dentales que se podrían dar más adelante.
Consultar con un profesional
Muchos son los mitos o falsas leyendas, y entre ellos se encuentra el enjuague como sustituto del cepillado. Esa idea es proporcional a la de la automedicación con antiinflamatorios que todos conocemos o a la de tomar antibióticos sin la prescripción médica, y es que en estas fechas se produce con mucha mayor frecuencia. Intentemos no caer en esa tentación y busquemos la ayuda de un profesional antes de tomar cualquier decisión por nuestra cuenta.
Eso sí, por supuesto nos recomiendan que los hábitos de higiene bucodental como lavarse los dientes después de cada comida, hacerse limpiezas bucales de forma periódica o revisiones se realicen durante todo el año.
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Existe una conexión evidente entre la enfermedad periodontal y la diabetes. En primer lugar, algunos síntomas de la enfermedad suelen aparecer en la boca. “En muchas de las revisiones bucales que realizamos, detectamos señales que indican que el paciente padece diabetes.
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